Blog Ecológicos Algunas creencias erróneas sobre los huevos

En este nuevo post queremos repasar algunos datos infundados que siempre han circulado acerca de los huevos. Es importante desterrarlos para disfrutar plenamente de este alimento tan rico desde un punto de vista nutricional. 

Empezamos por el tamaño. El hecho de que un huevo sea más grande tiene que ver con la edad de la gallina. Cuanto mayor sea, tendrá una cáscara más fina y frágil además de menos aislante. Los huevos de gallina se clasifican por tallas:

  • Talla S: son los más pequeños y pesan menos de 53 gramos.
  • Talla M: son los medianos y pesan entre 53 y 63 gramos.
  • Talla L: son los grandes y pesan entre 63 y 73 gramos.
  • Talla XL: los más grandes, los XL, pesan más de 73 gramos.

Cuanto más grande sea un huevo, será de peor calidad.

El huevo en la nevera y nunca bajo el grifo

En lo relativo al color, no es algo relacionado con la calidad. El hecho de que sean marrones o blancos depende de la raza de la gallina ponedora. Los marrones son de gallinas de raza roja y los blancos de gallinas blancas. El color de la cáscara depende de la presencia de un pigmento sintetizado por diferentes razas de aves.

Otra creencia falsa que queremos desmontar desde Avicola Redondo es que los huevos puedan guardarse, como en el supermercado, a temperatura ambiente. Aunque en las tiendas estén en estanterías, a unos 20º C solo pueden aguantar entre dos y tres días. Por eso en casa han de ir a la nevera, para evitar el riesgo de contaminación interior. El huevo no tolera bien los cambios de temperatura y hay que evitar fluctuaciones. 

Otra falsa creencia es la de que, por higiene, es preferible lavar la cáscara del huevo. Hacerlo puede entrañar un peligro por facilitar la entrada de microorganismos en el interior a través de la cáscara. Si por lo que sea nos topamos con un huevo sucio, podemos lavarlo justo antes de cocinar y secarlo bien con papel de cocina.

Tampoco te creas eso de que en los restaurantes y bares se pueden usar huevos libremente. La legislación española, en lo relativo a seguridad alimentaria, obliga a estos establecimientos a usar ovoproductos. La norma los define como “productos obtenidos a partir de la transformación de huevos, de diversos componentes o mezclas de huevos, o de la transformación de tales productos transformados”.

Sólo está permitido usar huevo si se calienta a más de 75ºC en el centro. De todos modos, el ovoproducto no es más que un huevo al que se le ha retirado la cáscara y las membranas y se ha sometido a un tratamiento térmico para garantizar la eliminación de posibles patógenos.