Consumimos huevos cada día y lo habitual es tirar la cáscara a la basura. Sin embargo, este elemento del huevo tiene múltiples propiedades que son desconocidas. Como granja de gallinas ecológicas de referencia, conocemos los principales beneficios que tiene para la salud la cáscara de huevo.

Buena para los huesos

El alto contenido en calcio es el punto fuerte de las cáscaras de huevo. En concreto, tienen un 95% de carbonato cálcico. De un solo huevo, es posible sacar 2 gramos de calcio, aproximadamente, lo que hace que sea un gran remedio para la osteoporosis.

Las cáscaras de huevo también son una fuente rica en proteínas y minerales. Magnesio, selenio, estroncio, zinc, fósforo, hierro, cromo y otros compuestos, que contiene la cáscara de huevo en menor medida, sirven para poder mejorar los huesos y articulaciones.

Además de utilizarse como prevención de la osteoporosis, la cáscara de huevo también tiene otros beneficios para el organismo, ya que estimula la médula ósea, ayuda a nivelar la presión arterial y a regular los niveles altos de colesterol, fortalece los huesos después de alguna lesión como esguince o fractura, fortalecen la oxigenación en sangre, y también el sistema endocrino.

Se trata de un elemento que se puede utilizar con el objetivo de aliviar la gastritis, la acidez y las úlceras en el estómago, así como para fortalecer las uñas para que sean más resistentes y saludables, y para mejorar la apariencia de la piel.

Hay que tener cuidado a la hora de utilizar la cáscara de huevo, ya que la preparación en casa puede ser más complicada de lo que parece. Es muy difícil triturarla, ya que debe quedar un polvo blanco muy fino para no dañar el estómago.

En Granjas Redondo, creemos que es importante quedarse con que se trata de una parte del huevo que, junto con la clara y la yema, hace que sea un alimento muy completo y con múltiples propiedades nutricionales que son beneficiosas para la salud. Siempre tiramos las cáscaras de los huevos sin apenas mirarlas una vez que los rompemos para cocinar, y ahora seguro que empezaremos a mirarlas desde otro punto de vista.

Actualmente, uno de los productos ecológicos que encontramos en los supermercados con más facilidad son los huevos. Cada vez son más las granjas de gallinas ecológicas que distribuyen sus huevos, que ya están al alcance de todos. Sin embargo, todavía hay mucha gente que no tiene del todo claro cómo diferenciar los huevos ecológicos de los convencionales.

El código

Uno de los principales factores a la hora de saber si un huevo es ecológico, es el código de números y letras que puedes encontrar tanto en el envase, como en la cáscara del huevo.

Hay cuatro tipos de huevos, que se clasifican en base a su sistema de cría, y el primer dígito de este código indica a cuál de ellos pertenece el huevo en cuestión. De esta forma, si el primer dígito es el 0, estaríamos ante un huevo ecológico; si se trata de un 1, el huevo sería campero; en caso de ser un 2, estaríamos hablando de gallinas criadas en suelo; y un 3 haría referencia a los huevos convencionales que provienen de gallinas criadas en jaulas.

Huevos camperos vs. ecológicos

Tanto los huevos ecológicos como los camperos tienen su origen en gallinas que se crían en corrales al aire libre. Sin embargo, las primeras consumen un pienso ecológico y tienen que cumplir una normativa específica, en la que se prohíbe el uso de cualquier sustancia química o de origen artificial. Además, las gallinas deben estar libres y en campos en los que no se hayan usado ningún tipo de abonos químicos o plaguicidas.

El sabor

Otra de las diferencias clave es el sabor. Un huevo ecológico tendrá un sabor más intenso y auténtico que un huevo convencional. Esto se debe a la gran diferencia en la cría de las gallinas.

Un error habitual, como bien sabemos en Granjas Redondo, es pensar que el color de la yema o la cáscara son también factores diferenciadores. El color de la yema está influenciado por los pigmentos que se añaden a los piensos. Por lo tanto, un huevo ecológico no tiene por qué ser más naranja que uno convencional, por ejemplo. Además, el tamaño y el peso, o el color de la cáscara, tampoco son elementos determinantes en la diferenciación. En el caso de la cáscara, por ejemplo, el color depende de la raza de la gallina.