A priori, podemos consultar en un correcto etiquetado de los huevos toda la información que necesitemos para su consumo. Pero si nos encontramos en una situación en la que necesitemos comprobar por nosotros mismos su buen estado de conservación, ¿cómo podemos hacerlo? Probablemente hayas oído hablar alguna vez de la popular prueba de flotación del huevo en agua.