Granja El estrés en las gallinas: cómo las granjas ecológicas lo evitan

Si por algo destacan los huevos ecológicos es por su altísima calidad. De eso no hay ningún género de dudas. Uno de los factores que influye en ello, no es el único, es la ausencia de estrés en las gallinas encargadas de poner los huevos. Pero, ¿cómo consiguen estas granjas que los animales no sufran de este problema?

Una alta calidad de vida está íntimamente relacionada con la calidad del huevo. Así, cuanto más tranquilas pasen sus días, mejores huevos darán. Es un tema importante. Calidad por encima de cantidad. ¿Sabes cuántos huevos pone una gallina al día? Como puedes imaginar, en las granjas de explotación, el número es mucho mayor, pero la calidad es inferior.

¿Cómo se lucha contra el estrés en las gallinas en las granjas ecológicas?

Son varios los aspectos que se cuidan al detalle y que repercuten de manera muy beneficiosa en el día a día de las propias gallinas. Estos son los principales:

  • Los animales están alejados de ruidos que pudieran minar su jornada o su descanso. Este hecho confronta directamente con las fábricas de producción en las que las gallinas están sometidas a un ruido prácticamente continuo.
  • Ni frío ni calor excesivo. El control y disfrutar de una correcta temperatura es fundamental para minar al animal. Todo ello se traduce en huevos de mucha mayor calidad.
  • Sobreexplotación. Si realmente queremos luchar contra el estrés en las gallinas, hay que empeñarse en evitar por todos los medios las condiciones de sobreexplotación. Así, vivir en un entorno de libertad facilita mucho que los animales sean más felices, estén más tranquilos y menos saturados.
  • Otro punto en el que no existen dudas de que influye de manera muy positiva para el bienestar de las gallinas. La naturaleza y un entorno adecuado son sinónimos de paz y tranquilidad. También de menos estrés en las gallinas.
  • Alimentación. El último de los factores que permite obtener huevos de mayor calidad es que su comida sea de calidad y, sobre todo, que coman cuando ellas quieran, no obligarlas. Así, disponer de acceso a la comida, pero también de libertad para hacerlo cuando se desee, resulta básico.