¿Alguna vez has cascado un par de huevos y te has encontrado con yemas de diferentes colores? Seguramente, sí. Pero, ¿te has parado a pensar por qué ocurre o a qué se debe? Desde Granjas Redondo vamos a tratar de explicarte por qué ocurre este hecho en estas nuevas líneas de nuestro blog. ¡Comenzamos! Esperamos que os guste este post.
En un artículo anterior, ya tratamos el tema de los huevos de diferentes colores. Ya sabes a lo que nos referimos. Unos son blancos completamente, otros tienen una especie de tonalidad rosada. Algunos son casi marrones… Ya te explicamos que, en este caso, todo dependerá de la pigmentación que los impregne en el conducto de salida. Y este hecho dependerá, principalmente, de la raza de la gallina. Eso sí, para tu total tranquilidad, todos ellos son igual de nutritivos y la única diferencia será el aspecto exterior.
Pero, en esta ocasión, nos queremos centrar en las yemas de diferentes colores, no en el color de su cáscara. Es muy normal encontrarnos distintas variaciones de amarillo, desde uno muy pálido hasta otros que se aproximan más al naranja oscuro. Si no te has parado a observar nunca, te invitamos a hacerlo la próxima vez.
Al igual que ocurre con el color de la cáscara, la calidad del huevo no se ve afectada por el color de la yema. ¿Entonces? Se trata más bien de algo que tiene que ver con la alimentación de la propia gallina. En este caso, no será tanto su raza como saber qué es lo que come.
Los pigmentos de la dieta de estos animales se terminan depositando en el huevo, determinando si su yema tenderá más a un color amarillo pálido o más intenso. Así, cuantos más pigmentos de color rojo y amarillo coma la gallina, más oscura será la yema del huevo que ponga.
En lo que se refiere a yemas de diferentes colores, tienes que saber que una dieta a base de maíz provocará que las yemas sean anaranjadas, mientras que si fuera a base de trigo, el resultado sería una tonalidad mucho más amarilla. En cualquier caso, el valor nutricional de los huevos será el mismo